Fricción límite
Es cuando se produce el contacto más estrecho entre las dos superficies, llegando a ver contacto físico entre las puntas de rugosidad. A poco que empiece a moverse una superficie respecto a la otra, se producirán erosiones en los picos de las superficies, desprendiéndose material. Este desprendimiento se conoce como desgaste y suele ir acompañado de un incremento notable de la temperatura. La fricción límite suele producirse a velocidades bajas y requiere aceites muy viscosos y altamente aditivados para conseguir separar las superficies y evitar los desgastes.
Fricción mixta
Ahora ya no hay un contacto tan intenso entre las superficies, éste se limita a sólo las puntas o algunas de ellas propias de la rugosidad de los materiales. Para el lubricante ya no le es tan difícil conseguir una separación total y evitar los desgastes, y entonces permitir al sistema poderse mover a mayor velocidad con niveles de desgaste aceptables. Se requieren aceites de viscosidades medias y aditivación.
Fricción fluida
En este escenario, las superficies ya están completamente separadas físicamente. El lubricante ha sido capaz de evitar interacción directa entre las rugosidades de las superficies, y con ello evitar que se produzca desgaste y permitir que el sistema se pueda mover tan rápido como se requiera.
Para un correcto funcionamiento se utilizan lubricantes menos viscosos. Una viscosidad excesiva generaría un sobrecalentamiento indeseado propia de la resistencia a moverse del propio lubricante.
Una primera evaluación es que para conseguir poder evitar los desgastes necesitamos conocer la rugosidad de las superficies y también la separación entre ellas, así como la velocidad de movimiento relativo. Esto nos ayudará a definir que viscosidad de aceite necesitamos.
Las funciones principales de un lubricante
Hemos ya expuesto que la primera y primordial función de los lubricantes es ser capaz de separar las superficies de los cuerpos en movimiento relativo, intentándolo llevar a un estado de fricción fluida en las condiciones de velocidad de trabajo, y así evitar desgastes hasta un nivel deseado y aceptable que no condenen la vida del elemento mecánico.
Pero hay otras muchas funciones o requerimientos que les podemos exigir a los lubricantes:
- Refrigerar componentes y disipar calor generado
- Aportar estanqueidad
- Capacidad de sellar cavidades interiores
- Proteger las superficies frente a fenómenos de oxidación, corrosión, …
- Mantener el sistema limpio de impurezas
¿Todos los aceites son válidos para la lubricación de compresores de refrigración?
La respuesta es obvia: No. Diferentes tipos se comportarán distintamente a la hora de poder separar las superficies y crear una película separadora para evitar desgastes, refrigerar, aportar estanqueidad, sellar, proteger y mantener limpio el sistema. Hemos visto también que la viscosidad a escoger también será clave dependiendo de las velocidades de trabajo.
¿Qué importancia tiene la selección del lubricante en una instalación frigorífica?
A diferencia de otros elementos mecánicos como engranajes, o rodamientos, en los circuitos de refrigeración el aceite lubricante no queda confinado en el compresor de refrigeración, si no que puede circular conjuntamente con el propio refrigerante. Es por ello, que aparte de exigir al lubricante unas propiedades que minimicen el desgaste de los elementos móviles del compresor y su propia eficiencia, también deberemos contemplar propiedades que nos permitan tener controlado el impacto del aceite en el resto de la instalación. Incluso, podemos concluir que esta condición o necesidad debe ser escogida en primer lugar incluso antes de las propias del compresor. Principalmente, como todos sabemos el tipo de diseño del evaporador marcará que tipo de instalación dispondremos, existiendo principalmente dos tipos: de expansión seca o directa (DX) y los sistemas inundados.
Muy resumidamente, en sistemas inundados, tenemos un depósito de refrigerante líquido a baja temperatura que alimenta a demanda de refrigerante los evaporadores, éste, una vez evaporado parcialmente para atender la necesidad frigorífica, retorna nuevamente al mismo depósito. La acumulación de refrigerante vapor producido en este depósito es aspirada por el compresor de frío. Mientras que, en los sistemas de expansión directa o seca, el depósito de refrigerante líquido a baja temperatura, si existe, suele ser de capacidad mucho menor, y una vez el refrigerante líquido pasa a través del evaporador, éste evaporará completamente y retornará en fase vapor directamente al compresor sin pasar por el depósito.
En lo que concierne al aceite, y dado que éste migrará del compresor con el refrigerante, deberemos contemplar según el diseño de la instalación, cómo debemos proceder con el aceite, planteándonos preguntas como: ¿Si el aceite llega al evaporador, circulará o bien se adherirá a las superficies afectando al rendimiento?, ¿Cuándo llegué al depósito separador de partícula, se quedará mezclado con el refrigerante líquido o se separará en dos fases? ¿Si se separa, quedará en el fondo o bien flotará? ¿Si se separa, cómo puedo recuperarlo? Todas estas preguntas tienen respuestas diferentes en función de la combinación del gas refrigerante y el aceite. No hay respuestas o soluciones mejores o peores, sino más interesantes o no en función de lo que deseemos.
Aceites a utilizar en sistemas de expansión seca o directa (DX)
Buscaremos un aceite que:
- Tenga una viscosidad efectiva que evite desgastes y ofrezca un buen rendimiento del elemento compresor, en las condiciones de trabajo
- Minimice el arrastre de aceite en fase vapor o como aerosoles, que inevitablemente afectará a la eficiencia frigorífica del circuito
- Que no se separe en zonas donde tengamos el refrigerante líquido y permanezca como una sola fase circulando
- Por último, que el aceite circule a baja temperatura en los evaporadores
El factor diferencial y clave de buen rendimiento y funcionamiento es la miscibilidad. Escogeremos un aceite que presente una miscibilidad positiva en las condiciones que tenemos de temperatura de presencia de refrigerante líquido, especialmente en evaporador.
Una guía de selección, en función del gas, es: