Corrosión industrial: un enemigo silencioso de las máquinas

La corrosión es un proceso químico que ocurre cuando materiales metálicos, como el hierro, el acero y el aluminio, reaccionan con sustancias del entorno, como oxígeno, agua y gases ácidos. Este fenómeno provoca el debilitamiento y la deterioración del metal, lo que puede comprometer la integridad estructural de máquinas y equipos.

En la industria, la corrosión puede manifestarse de diversas formas, como óxido, pitting (pequeños agujeros), fracturas por fatiga, entre otros. Dependiendo del tipo y la intensidad de la corrosión, los daños pueden ser irreversibles, ocasionando paradas no planificadas, altos costos de mantenimiento e incluso accidentes graves.

La corrosión industrial puede tener un impacto significativo en diversas áreas de la operación de una empresa, tales como:

• Altos costos de mantenimiento: las máquinas y equipos afectados por la corrosión requieren reparaciones frecuentes, lo que genera elevados costos para las empresas. En casos extremos, puede ser necesario reemplazar piezas completas o incluso equipos enteros, aumentando aún más el impacto financiero.
• Paradas inesperadas en la producción: cuando las máquinas fallan debido a la corrosión, la producción se detiene, afectando la productividad y poniendo en riesgo el cumplimiento de los plazos de entrega a los clientes.
• Reducción de la vida útil de los equipos: la corrosión acelera el desgaste de las máquinas, disminuyendo su vida útil y obligando a realizar mayores inversiones en reposición y mantenimiento.
• Compromiso de la seguridad: en algunos casos, la corrosión puede poner en peligro la seguridad de las operaciones, especialmente cuando afecta componentes estructurales o sistemas críticos de seguridad. Esto puede ocasionar accidentes laborales e incluso daños al medio ambiente.

La corrosión es un proceso influenciado por diversos factores ambientales y operativos. La presencia de agua ya sea en forma de vapor o líquida, acelera la corrosión al crear un entorno propicio para las reacciones químicas en el metal.

Además, ciertos gases presentes en industrias químicas y petroquímicas, como el dióxido de azufre (SO₂), el cloro (Cl₂) y el amoníaco (NH₃), pueden acelerar el proceso de corrosión al reaccionar directamente con los metales de las máquinas.

El exceso de calor es otro factor que puede incrementar la velocidad de las reacciones químicas, intensificando la corrosión. Esto es particularmente común en fábricas y plantas de procesamiento de materiales.

Finalmente, el contacto constante entre las superficies metálicas puede generar fricción y desgaste, creando puntos vulnerables a la corrosión, especialmente en entornos con lubricación inadecuada.

1. Prevención de corrosión

• Utilice ceras lubricantes u óleos anticorrosivos que creen una barrera entre el metal y el entorno corrosivo.
• Aplique recubrimientos protectores, como pinturas especiales, galvanización (capa de zinc) o cromado, para proteger las superficies metálicas.

2. Control de la humedad

• Reduzca la exposición de los equipos al agua o al vapor. Utilice deshumidificadores y mantenga los ambientes ventilados.
• Almacene las piezas y equipos en lugares secos y controlados.

3. Escoja materiales resistentes

• Prefiera materiales resistentes a la corrosión, como aceros inoxidables, aleaciones de níquel o aluminio anodizado.
• Utilice plásticos o compuestos en componentes no críticos.

4. Monitoreo y mantención preventiva

• Implemente inspecciones regulares para identificar señales tempranas de corrosión, como óxido o pitting.
• Realice una limpieza periódica de las máquinas, eliminando polvo, residuos químicos y humedad.

5. Protección catódica

• Utilice la protección catódica, como ánodos de sacrificio, para desviar los efectos de la corrosión en estructuras sumergidas o enterradas, como tuberías y tanques.

6. Ambientes controlados

• En procesos industriales, minimice la exposición de los metales a gases corrosivos, como dióxido de azufre (SO₂) y cloro (Cl₂).
• Utilice sistemas de filtración de aire y control térmico para reducir los factores que aceleran la corrosión.